19 junio, 2010

Après

Un mes y días han pasado y pareciera que ha sucedido mucho y poco a la vez. Es innegable el sentirse en una etapa entre el pasado cercano y poderoso y un futuro que rompe con lo esperado y anhelado. Lo curioso, parece que varios se encuentran igual, y de una u otra manera buscan sobrellevar este regreso.

Los recuerdos de papel casi están organizados por completo en álbums, otros aún esperan. Esas compañeras de tela que cómo fueron útiles en esas andanzas, aguardan a que se les asigne un lugar: todavía están haciendo compañía al librero y a la cama, y conservan cosas dentro.

Las canciones tienen una fuerza increíble para reactivar imágenes, para revivir la esencia de esos amigos que siguen su ruta hacia otros puntos, para despertar risas y quizás una lágrima.

Cómo hace bien platicar con esas personas que en cierto momento conformaron tu realidad durante algunos meses. Vuelves a reír como antes, vuelves a recordar rostros, momentos y anécdotas.

Casi sientes que en cuanto gires la perilla, saldrás al pasillo, llamarás a las puertas contiguas y ahí lo tendrás como antes. Esos días de luz nublada que te acompañaban 6 de los 7 días de la semana, ese sol efímero, esa "lluvia boba", esa temperatura de 12°C que para tí ya se sienten a primavera, esa humedad a bosque que se renueva después del nevado invierno, ese viento que termina por despertarte... esos dos rostros que siempre tenían una sonrisa amable que era respuesta de la que ya habías lanzado, esos tótems que te servían de resguardo y que abrían sus brazos en las más victoriosas veces de alegría, esas voces gruesas que reflejaban alternidades...

Te das cuenta que tú al igual que ellos continuaste, que ese presentimiento ya lo vives. Tu presente no es como lo esperabas y tú has cambiado, y es ahora cuando más se siente. Sabías y sabes que ese momento compartido entre tú y todos ellos tenía una vigencia; ahora queda la posibilidad, el sueño o la ilusión de un futuro con rencuentros.